Desde los inicios de la humanidad han existido los amuletos y los talismanes. Eran muy comunes en la antigua civilización asiría y egipcia; mientras que los griegos y romanos lo usan frecuentemente. Los primeros amuletos consistían de piedra grabada u objetos hechos de metal como el bronce, plomo, oro o plata y otros materiales como cuero, arcilla y trozos de plantas o partes de animales.
Es importante observar que si los amuletos alejan los daños e influencias negativas, el talismán atrae la buena suerte y logra que los proyectos lleguen a un feliz término. Su origen es posterior al de los amuletos, ya que, para su elaboración, se requería conocimientos como astrología, matemáticas, botánica, de teología y hasta metalurgia.
Existía la creencia que tanto el talismán como el amuleto trasmitían sus cualidades al hacer contacto con la piel del portador. Con el transcurrir del tiempo, fueron surgiendo amuletos y talismanes poderosos que fueron tan efectivos que su fama fue creciendo hasta llegar a nuestros días.
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