Cuando hablamos de videncia y clarividencia es necesario entender qué son las videntes naturales o videntes de nacimiento. Se trata de personas que poseen este don de una manera innata, desde su nacimiento, e incluso muchas veces no necesitan elementos como las cartas del tarot para poder dar respuestas a todas las inquietudes, dudas o problemas de los consultantes. Si bien los conocimientos sobre la videncia se pueden trabajar y desarrollar, las videntes reales y naturales cuentan con unas capacidades que no se pueden aprender.
Algunos indicadores que puedes notar en una sesión son los siguientes:
Honestidad y transparencia: si la vidente es natural y ve o percibe que no existe una adecuada sincronía entre los canales energéticos y ella misma, si observa que no es el momento adecuado para realizar la sesión, te lo advertirá y explicará. Las videntes naturales siempre van a decirte la verdad, aunque realmente no sea lo que quieras escuchar y van a buscar el mejor momento para ello, sin hacerte perder ni tiempo ni dinero.
Respeto: la máxima de una vidente natural es el respeto hacia el consultante y la consulta. Su don es un instrumento con el que podrá ayudar a muchísimas personas que acuden a ella, por lo que sea cual sea tu miedo, inquietud o problema, siempre mostrará respeto y pondrá a disposición su bien más preciado: su poder de clarividencia natural.
Buen ambiente: la vidente natural pretende crear una atmósfera cálida, donde el usuario se sienta cómodo y pueda obtener una consulta reconfortante, aunque en ella se digan cosas que quizás no está preparado para escuchar.
Generar confianza: una persona con este don natural siempre intentará generar confianza, sin juzgar ni a su interlocutor ni a las circunstancias que le han llevado hasta allí. Sea cual sea su consulta, sea cual sea el motivo o los detalles íntimos que se revelen, la vidente natural siempre dará respuesta y nunca hará preguntas.
