Normalmente pensamos que el folklore y la mitología se originan en lugares antiguos y lejanos, pero algunos de ellos son lo suficientemente recientes como para considerarse una leyenda urbana. La historia de la Bruja de Bell, por ejemplo, tiene lugar durante el siglo XIX en Tennessee.
Según el autor Pat Fitzhugh del sitio web de Bell Witch, había una entidad siniestra que atormentaba a una familia pionera en la frontera temprana de Tennessee entre 1817 y 1821. Fitzhugh explica que el colono John Bell y su familia se mudaron a Tennessee desde Carolina del Norte a principios de 1800, y compró una gran granja. No pasó mucho tiempo antes de que algunas cosas extrañas comenzaran a suceder, incluidos los avistamientos de un extraño animal con el cuerpo de un perro y la cabeza de un conejo en los campos de maíz.
La joven Betsy Bell comenzó a experimentar encuentros físicos con un espectro, alegando que la había abofeteado y tirado de su cabello. Aunque originalmente le dijo a la familia que mantuvieran las cosas en silencio, Bell finalmente confió en un vecino, que trajo un grupo dirigido por nada menos que el general local Andrew Jackson. Otro miembro de dicho grupo afirmó ser un “domador de brujas”, y estaba armado con una pistola y una bala de plata. Desafortunadamente, la entidad no estaba impresionada con la bala de plata o, aparentemente, el domador de brujas, ya que el hombre fue expulsado de la casa. Los hombres de Jackson rogaron que abandonaran la granja y, aunque Jackson insistió en quedarse para investigar más, a la mañana siguiente se vio a todos alejándose de la granja.
El espíritu se identificó como la 'bruja' de Kate Batts, una vecina de los Bell, con quien John había experimentado malos tratos comerciales. Kate hacía apariciones diarias en la casa de los Bell, causando estragos en todos los que estaban allí. Sin embargo, una vez que John Bell murió, Kate se quedó y persiguió a Betsy hasta la edad adulta.
