Es casi por todo el mundo conocido que los signos del Zodiaco y sus constelaciones tienen siempre detrás una cierta leyenda e historia mitológicas. En el caso que ocupa el artículo de hoy, la constelación de Virgo (la virgen), es esta una de las más visibles en la esfera celeste y se encuentra localizada entre la de Leo y la de Libra.
La gran parte de las veces, se representa a la figura de Virgo llevando dos gavillas de trigo; la primera de ellas viene señalada por la estrella Espiga o Spica (α Virginis), que hace referencia a la tradicional espiga de los agricultores que vivieron durante la Edad Media y que es la que nos facilita enormemente encontrar la posición exacta de Virgo en el cielo, ya que esta última se encuentra justo en la curva que va desde la Osa Mayor (también conocida como “El carro”) hasta Arturo y en cuyo final se encuentra Espiga.
En sus límites, además, se encuentra un buen cúmulo de galaxias, llamado Cúmulo de Virgo.
Por lo que respecta a su mito las crónicas cuentan que Virgo es la representación de Dice, hija de Zeus y la diosa de la justicia, Temis. Aunque era una de las tres Horas (también conocidas como Titánides) y la más importante entre las diosas vírgenes, había nacido como mujer mortal para administrar la justicia y el orden entre los hombres en la tierra, se dice que tan sólo vivió entre los humanos durante las llamadas Edad de Oro y Edad de Plata, puesto que con la llegada de la Edad de Bronce y su Raza, decidió subir a los cielos por detestar a esta última.
Una vez en la esfera celeste, decidió establecerse junto a la constelación del Boyero. Otra de las versiones de su mito que circulan es la que afirma que, en realidad, Virgo era Erígone, la hija de Icario.
Fuente: https://sobreleyendas.com/2012/01/25/el-signo-de-virgo/