Attis resucitado.
El Calendario de Festividades Paganas nos dirige el 25 de marzo de nuevo a Attis. Cibeles, la gran diosa anatolia, creadora de todos los reinos de la naturaleza, tuvo un hijo a quien puso por nombre Attis. Desde el momento en que este nació, se quedó prendada de su belleza y gracia, y no había nada que no hiciera para lograr su felicidad. A medida que él iba creciendo, pasando de la niñez a la juventud, su amor se iba haciendo más profundo, y, cuando llegó a la virilidad, se lo apropió para convertirse en su amante. Además, lo nombró sacerdote de sus misterios y le obligó a hacer un voto de fidelidad absoluta. En consecuencia, ambos vivieron encerrados en un mundo paradisíaco y sellado, en el que nada podía estropear la perfección del vínculo. Pero Attis, cierto día, mientras descansaba bajo las ramas de un enorme pino, levantó la vista y vio a una bella ninfa; se enamoró de ella instantáneamente y la poseyó.
Nada podía quedar oculto a su madre Cibeles y, cuando se enteró de la infidelidad de su hijo-amante, se sintió presa de unos celos terribles. Golpeó a Attis con delirio frenético, y este, en medio de un arrebato de locura, se castró para asegurarse de que nunca volvería a quebrantar su voto de fidelidad. Cuando se recuperó de su delirio estaba mortalmente herido y fue desangrándose hasta morir en los brazos de Cibeles bajo el pino donde había amado a su ninfa. Pero, debido a que Attis era dios, su muerte no fue definitiva. Cada primavera, el joven renace para su madre y pasa la rica y fructífera estación del verano con ella. Al llegar el invierno, cuando el sol alcanza su menor fuerza, muere una vez más y la diosa de la Tierra le llora, hasta que al fin llega la primavera siguiente.
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