Esta palabra de origen griego deriva de geo (Tierra) y manteia (adivinación), es decir, viene a significar “adivinación desde la Tierra”. Actualmente, la geomancia se entiende sobre todo como un conocimiento intuitivo de la relación entre el hombre y la Tierra. Esta doctrina asume que en todo el planeta hay numerosos puntos telúricos naturales. La geomancia comenzó en la Edad Media como técnica adivinatoria, y posteriormente fue condenada por la Iglesia y olvidada por la gente. Fueron los hippies los que provocaron su redescubrimiento en Occidente; su interés lo despertó el feng shui chino, que también distingue entre fuerzas “buenas” y “malas” de la naturaleza. El feng shui es la geomancia china.
La forma tradicional de geomancia en la Europa medieval era la interpretación de dieciséis figuras geométricas que eran arrojadas al suelo, pero también forma parte de la geomancia las Runas, los signos (bagua) del I-ching, el feng sui o la radiestesia, también conocida como rabdomancia.
En la actualidad, la geomancia se centra en el estudio de las energías telúricas y cómo estas afectan a nuestra vida y nuestra salud, con interesantes aplicaciones en el campo de la bioconstrucción o la agricultura biológica. La Geometría Sagrada, la investigación de los Lugares de Poder o de los cristales, forman parte de los campos de investigación de esta paraciencia.
También existe una “magia geomántica” basada en el uso ritual o como amuleto de los dieciséis signos tradicionales, aunque está cayendo en desuso por el empleo de mayoritario de las Runas.
