Gea, o Madre Tierra, era la gran diosa de los antiguos Griegos. Ella representaba a la Tierra y era adorada como la madre universal. En la mitología Griega, ella creó al Universo y dio a luz a la primera raza de los dioses (los Titanes) y los primeros humanos.
En la historia de la creación de los antiguos Griegos, el Caos precedió a todo. El Caos estaba hecho de Vacío, Masa, Obscuridad y Confusión. Entonces surgió la Tierra, en la forma de Gea. De la Madre Tierra brotó el cielo estrellado, con la forma del dios del cielo Urano. De Gea también surgieron las montañas, los llanos, los mares y los ríos que constituyen la Tierra como la conocemos hoy.
Gea, o Madre Tierra, es la más antigua de todos los dioses de los antiguos Griegos. Ella era conocida como la diosa suprema tanto por los humanos como los dioses. Presidía sobre los matrimonios y los juramentos y era honrada como una profetisa. Gea es una diosa primigenia, personificación de la tierra. Como tal, puede ser representada como el elemento que representa (el planeta tierra), o como una diosa con forma humana. Hesíodo la describe como "La de amplio pecho".
En la Mitología celta la diosa irlandesa Anann, a veces conocida como Dana o Danu, tiene un impacto como diosa madre. Más que a una divinidad bien definida se adoraba en ella la fuerza reproductora que da vida cada año a los campos; de ahí que fuera considerada como el origen de todas las cosas. Esta idea de fecundidad que caracterizaba a la Tierra a los ojos de sus adoradores ha cristalizado dentro del mito en una serie de uniones con distintos dioses.
A Gea la vemos casi siempre de medio cuerpo, porque surge directamente de la tierra. Así aparece en el Altar de Pérgamo en que llora la derrota de sus hijos los gigantes, a los que están combatiendo sus nietos y bisnietos los dioses olímpicos. Aparece también surgiendo de la tierra en las pinturas de vasijas, como cuando ofrece su hijo involuntario, Erictonio, a Atenea.
Tuvo pocos santuarios, pero sin embargo el santuario más sagrado de toda Grecia, el Oráculo de Delfos, le perteneció, antes que Apolo se lo arrebatase. No hay casi representaciones suyas y su culto y sus santuarios pasó a otros dioses. Hay una representación bellísima de ella, pero no es una representación griega, sino romana. No es Gea, sino Tellus (de ahí telúrico). Es de principios del siglo I d. C. y está en el Ara Pacis. La Tierra es una joven y bella matrona, acompañada por los genios del aire y el agua. Con dos niños en los brazos y los frutos que produce generosa a sus pies.
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